| 16/04/2019
Viaje a Malvinas de los veteranos de Monte Caseros
Hugo Bordón y Daniel Rojas estuvieron hoy en Puerto Argentino en donde se produjo el primer ataque con un misíl tierra aire. Allí están los restos del Atlantic Conveyor. Mañana recorrerán Monte Harriet y Dos Hermanas donde pelearon los hombres del Regimiento 4 al mando del teniente coronel Soria.

Hugo Bordón señaló que "están muy bien" y que saludan a todos a la distancia.

Batalla del monte Harriet

La batalla del monte Harriet fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar durante la guerra de las Malvinas en la noche del 11 al 12 de junio de 1982.

Fuerzas

Las fuerzas británicas empleadas fueron el Batallón de Comandos 40 de Marines Reales al mando del teniente coronel Nick Vaux, apoyado por una Batería del 29.º Regimiento de Artillería Real. El 1.º Batallón de la Guardia Galesa y dos Compañías del 40 Comando de Marines Reales estaban de reserva. La fragata Yarmouth dio apoyo con su artillería.

La defensa argentina se constituía por el Regimiento de Infantería 4 del teniente coronel Diego Alejandro Soria. El 30 de mayo el regimiento se trasladó con camiones a nuevas posiciones en el área de los montes Dos Hermanas y Harriet.

Antecedentes

En la noche del 30 de mayo la Compañía K del 42 CDO avanzó desde San Carlos para asegurar la altura dominante, el monte Kent, que con sus 458 metros es la cumbre más alta alrededor de Puerto Argentino donde el Escuadrón D de tropas SAS ya había establecido una fuerte presencia. Sin embargo, cuando llegaron a la zona de aterrizaje, a unos tres kilómetros detrás de la cresta de la montaña, los marines se sorprendieron al ver los destellos de las líneas de munición trazadora iluminando la noche como resultado de un enfrentamiento con una patrulla de comandos argentinos. Luego de un rato, los miembros de la patrulla argentina —la 2.ª Sección de Asalto del capitán Tomás Fernández, de la Compañía de Comandos 602— se retiraron aprovechando la cubierta entre las rocas, matorrales y la hierba. A finales de mayo los británicos del Servicio Aéreo Especial (SAS) y el Cuadro de Guerra de Montaña Y Ártico (M&AWC), habían defendido exitosamente los montes Simón, Kent, Estancia y Bluff Cove Peak, sufriendo diez heridos en los combates con las patrullas de comandos argentinos.3

El ataque se produjo después de muchos días de observación y acciones de patrulla. Algunas patrullas de combate nocturno, eran parte de un plan de engaño para convencer a los argentinos de que el ataque vendría de la costa.

Otras patrullas, más encubiertas, eran para encontrar una ruta a través del campo de minas que rodeaba por el sur el monte Harriet. Se usaron francotiradores y artillería naval para hostigar a los defensores argentinos e interrumpir su descanso.

El 14 de mayo, el Cabo Principal Osvaldo Enrique Radicci, un francotirador especializado de la infantería marina armado con granadas explosivas de rifle, es enviado en un jeep para patrullar la costa entre el Río Murrell y las Alturas Rivadavia. En la primera semana de junio, Radicci afirmaría la destrucción de un helicóptero enemigo en tierra y su tripulación refugiados en una casa. Los británicos admiten la pérdida de un helicóptero Gazelle (XX377) y su tripulación (Mayor Michael Forge, Sargento Christopher Griffin y los Cabos Simon Cockton y John Baker) derribados el 6 de junio, pero afirman que fue por un disparo del destructor HMS Cardiff.4

El 3 de junio, la Tropa de Reconocimiento del teniente Chris Marwood 42 CDO, acompañada por un equipo de control aéreo de la RAF (al mando del teniente Dennis Marshall-Hasdell), detectó una patrulla del RI 4 (hombres del Cabo Nicolás Víctor Odorcic pertenecientes al 3.er Pelotón del Subteniente Lautaro Jiménez Corbalán de la Compañía B en monte Harriet, en camino a reforzar a los hombres del Cabo Elvio Alberto Balcaza infiltrados en las laderas del Wall).

?El pelotón británico abrió fuego y dos conscriptos murieron en el choque (Celso Páez y Roberto Ledesma), y el Cabo Odorcic cayó aturdido por un disparo en el casco de uno de los francotiradores de los marines mientras se refugiaban entre las rocas.

Intervino una patrulla del Cabo Walter Ariel Pintos?(perteneciente al 3.º Pelotón del Subteniente Marcelo Llambías Pravaz de la Compañía C en Dos Hermanas) y los hombres de Pintos lograron tomar a los marines ingleses por el flanco.?El oficial encargado de dirigir los planeados ataques aéreos contra monte Harriet, el teniente Dennis Marshal-Hasdell recuerda que:

Nos separamos de nuestras pesadas mochilas con las radios y todo nuestro equipo. La patrulla se dispersó por un área bastante grande, con un montón de gritos, el ruido y fuego en curso. La infantería de marina abandonó todo su equipo, y aunque nadie nos lo dijo, quedó claro que íbamos a retirarnos. Sin información, y probablemente teniendo que luchar en nuestro camino de salida, Dave Greedus y yo decidimos abandonar nuestro equipo, destruyéndolo lo más que pudimos. Fue suficiente con los dos aparatos de radio (HF y UHF ), ¡pero la unidad de marcación láser de objetivos HAZE fue diseñada para soportar el peso de un tanque!

El indicador láser de objetivos recuperado en el enfrentamiento desveló que los marines reales estaban intentando destruir los búnkeres argentinos en el monte Harriet, con bombas guiadas por láser desde el monte Wall. De acuerdo al capitán Hugo Ranieri de la 3.ª Sección de Asalto de la Compañía de Comandos 602:

Una noche tuvimos una misión de combate, sería el 2 o 3 de junio, en el monte Wall. Salimos desde el puesto del teniente primero Carlos Alberto Arroyo, jefe de la compañía “B” en el monte Harriet, de destacada actuación, un gran oficial, para tener en cuenta ... Tomamos el armamento, nos enmascaramos y salimos hacia el Wall. Debimos andar haciendo zigzag para atravesar varios campos minados ... Habíamos coordinado fuego de artillería para las veintidós horas y teníamos que alcanzar un punto. A esa hora la primera batería empezó a batir el Wall. Cuando iba a hacer fuego la segunda batería, el mayor Aldo Rico apreció que lo iba a hacer donde estábamos nosotros. Ordenó entonces milagrosamente adelantarnos como ciento cincuenta metros a una especie de zanjón ... El mayor no quiso perder más tiempo y ordenó el asalto al monte. Pasamos al ataque y nos encontramos con que los ingleses se habían retirado abandonando todo; supongo que por el fuego de artillería. Había mucho equipo: mochilas completas, bolsas cama, cascos, telémetros laséricos, radios, baterías de radio, linternas de señales, comida, varios dispositivos de antenas. Es decir, era todo un equipo para un puesto adelantado para pasar información hacia atrás. Con sofisticados elementos además para la detección de nuestras posiciones, tanto para apuntar como para reglar la artillería.

Al día siguiente las la Tropa 10 del teniente Tony Hornby volvió a ocupar el puesto de observación del monte Wall sin ninguna oposición. Sin embargo, en la noche del 5 al 6 de junio, la 3ª Sección de Asalto del capitán Andrés Ferrero atacó a los hombres del Teniente Hornby en Monte Wall. Después de un breve bombardeo terrestre, los Royal Marines de Hornby se vieron obligados a retirarse.

El Puesto de Mando del Regimiento 4 pronto se convierte en un palco para observar el desarrollo de la operaciones en la zona de los montes Kent y Challanger. Allí se posicionan diariamente el teniente primero Carlos Alberto Arroyo, como comandante encargado de la Compañía B, y luego el capitán Tomás Fox, observador adelantado del Grupo de Artillería 3.

El 7 de junio, desde el puesto de mando en Monte Harriet se avistó un buque descargando material en Bahía Agradable, lo que se informó a la 10a Brigada. Al día siguiente la Sección Blowpipe (misiles tierra-aire) de la Compañía de Comandos 602 informa la presencia de dos grandes transportes de tropas, produciéndose el exitoso ataque aéreo sobre ellos (eran el Sir Galahad y el Sir Tristram). Según el soldado Argentino Foremny

Participé con un rol protagónico del desembarco inglés en Bahía Agradable, lo que fue denominado luego como el día más negro de la flota ... Teníamos el visor óptico más sofisticado que había en la zona en ese momento, un visor infrarrojo de nuestro lanzamisiles, con el que pudimos ver el desembarco desde la cima del Monte Harriet a 35 kilómetros de distancia, en el último bastión defensivo argentino. Realizábamos una emboscada antiaérea y en un paneo con el visor infrarrojo divisamos entre la neblina del amanecer la imagen difusa de la silueta de los barcos y el desembarco inglés, que nuestros compañeros no alcanzaban a divisar con binoculares ni con la mira telescópica de los fusiles. Y dimos el aviso a Puerto Argentino para alertar a la Fuerza Aérea.

Preludio

El 8 de junio, el Regimiento 4 recibió refuerzos en Dos Hermanas y Harriet a órdenes del teniente primero Carlos Mario Ferrari del Regimiento de Infantería 1 Patricios, además de paracaidistas y granaderos del Regimiento de Infantería Aerotransportado 17 (RI Aerot 17)12? y Regimiento de Granaderos a Caballo del General San Martín (RGC).

Ese día, los defensores del Regimiento 4 detectaron un puesto de observación del SAS de 4 hombres operando al otro lado del río Murrell y fuego defensivo de artillería dispersó esta fuerza que se retiró a las posiciones de retaguardia del Monte Kent portando a un herido.

En la noche del 8-9 de junio, la acción se extiende por toda la Zona de Defensa Exterior, cuando la Tropa 1 al mando del teniente Mark Townsend de la Compañía K del 42 CDO, intento infiltrar el norte del monte Harriet, matando a dos argentinos (el cabo Hipólito González y el soldado Martiniano Gómez del 3.er Pelotón del subteniente Jiménez Corbalán?) antes de retroceder y caer bajo fuerte fuego de nuevo, esta vez de los hombres del 3.er Pelotón del subteniente Marcelo Llambías Pravaz en Dos Hermanas Sur. Según Llambías Pravaz “El día 8 una fracción bastante nutrida de ingleses se infiltró por Goat Ridge, que es una formación de piedras de 15 metros de altura que está entre Dos Hermanas y Harriet. Allí, los ingleses fueron rechazados por la compañía de comandos del Regimiento 4, acción en la que se destacaron el subteniente Pasolli y el teniente 1º Galoy.

Se les tiró con morteros pesados que estaban al mando del subteniente Juárez. ¡Eran un espectáculo los morteros pesados! Allí los ingleses tratan de replegarse y se dan de lleno con una sección que estaba al mando de un compañero mío del Colegio Militar, el subteniente Giménez Corbalán, también en comisión. Ellos vuelven a rechazarlos y entonces los ingleses, que abandonan equipos, se dirigen –en un último repliegue hacia monte Dos Hermanas. Allí estábamos nosotros con dos ametralladoras. Teníamos cuatro visores nocturnos muy buenos y les causamos muchas bajas. Al día siguiente no encontramos muertos –los ingleses tenían esa costumbre de llevárselos- pero sí encontramos cualquier cantidad de material abandonado. Les causamos muchas bajas porque yo, sinceramente, los vi caer.” ?Al mismo tiempo, dos pelotones pertenecientes al 45 CDO intentaron hacer lo mismo en cerro Dos Hermanas, pero el radar de vigilancia terrestre RASIT en las primeras líneas argentinas, detectó a las patrullas de combate enemigas, y el fuego ordenado por el mayor Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores en monte Longdon dispersó a los comandos británicos.?

Cerca del atardecer del 9 de junio los hombres de Soria detectaron la presencia de tropas británicas que habían tomado posiciones adentro Port Harriet House, al sur del monte Harriet. La Sección Exploración del Regimiento 4 al mando del subteniente Jorge Pasolli recibió instrucciones de desalojar a los británicos del lugar a punta de bayoneta y con los morteros de 120 mm proveyendo cobertura, las Guardias Escocesas se vieron obligados a evacuar Puerto Harriet House rápidamente, dejando atrás sus mochilas y las radios, pero lograron retirarse aunque sufren tres heridos graves.

Durante una semana el Regimiento 4 defendió los monte Dos Hermanas y Harriet de los ataques de patrulla reforzadas de los marines reales. Cada vez que los comandos británicos penetraban la zona las tropas argentinas contraatacaban y desalojaban a los infiltradores con sus fusiles, ametralladoras y morteros. El subteniente Jiménez Corbalán dice “Hay que comprender que los combates anteriores, el del 7 y el 8 fueron exitosos para los argentinos. El resultado de la guerra fue adverso y se peleó muy bien y ahora estamos en entrando en una faceta en donde debemos sentirnos orgullosos de lo que pasó, para entender y afrontar el futuro”.?

En la mañana del 11 de junio, Vaux dio orden de ataque al 42 CDO. La Compañía K recibió la orden de atacar el extremo oriental de la montaña, mientras que la compañía L atacaría por la saliente sur de la montaña. La Compañía J lanzaría un ataque de distracción (con nombre en clave Vesubio) en el extremo occidental del monte Harriet.

En las últimas horas del 11 de junio las compañías K y L se trasladaron de su área de reunión en el monte Challenger (que se encontraba al oeste de Monte Harriet) y se dirigieron al sur, en torno a su objetivo, a través de un campo minado, hacia sus respectivas líneas de partida. La Compañía J rodeó el campo minado en la oscuridad para lanzar su ataque de distracción desde el monte Wall.

La batalla

Un impresionante fuego de ablandamiento cayó sobre los montes Longdon, Harriet y Dos Hermanas el 11 de junio con bombardeos aéreos complementando la artillería de campaña británica lo que mató a dos soldados argentinos e hirió a más de veinticinco en el Regimiento 4 en el Monte Harriet. Posteriormente John Witheroe, uno de los corresponsales de guerra británicos, relató lo siguiente sobre el fuego de ablandamiento:

Estábamos involucrados en un ataque de noche en monte Harriet, con las Guardias Galeses viniendo como refuerzo. Esto supuso una marcha de varias horas durante una noche muy oscura, a través de un campo de minas. Fuego de artillería esporádicos ralentizaba nuestro progreso tremendamente. Finalmente llegamos a la base del monte Harriet, que era blanco de un increíble bombardeo desde una fragata en la costa. La montaña entera parecía estar a punto de estallar en llamas. Parecía imposible que alguien pudiera sobrevivir a un ataque así. Esto se prolongó por más de una hora, proyectil tras proyectil, silbando sobre nuestras cabezas y golpeando la montaña. Finalmente cesó y los infantes de marina avanzaron. Para nuestra sorpresa, parecía haber una cantidad increíble de lucha en marcha. Había un montón de fuego de trazadoras. La noche entera estaba iluminada por resplandores, que cubrían con un manto mortal e irreal a toda la escena.

Los argentinos respondieron de la misma manera, el capitán Fox junto con el teniente 1.º Arroyo, que había sido entrenado como comando, dirigieron andanadas de artillería que cayeron entre los hombres de la Compañía B del 7º de Gurkas del Duque de Edimburgo en el área de bahía Agradable, hiriendo seriamente a tres gurkas, incluyendo el cabo Gyanendra Rai que casi se desangra. Rai, que fue condecorado con la medalla del Atlántico Sur, describió los primeros momentos al descubrir que estaba herido: «Estaba absolutamente convencido de que moriría. Tenía un dolor intenso. Era como si alguien me hubiera dado con un mazo de dos kilos en el costado.» La Compañía K del capitán Peter Babbington cruzó su línea de salida y procedió a subir la montaña sin ser detectados, acuchillando a dos centinelas en su camino, según el historiador Hugh Bicheno. Seguían sin ser detectados hasta que llegaron a las posiciones del pelotón de morteros del subteniente Mario Hector Juárez y decidieron atacarlos rápidamente. Fueron asistidos en su avance por la fragata HMS 'Yarmouth', además de artillería y morteros. Durante este enfrentamiento muere el cabo Laurence G Watts al entrar en una carpa y recibir un disparo en el corazón.

A unos 150 metros del puesto de comando de Soria, el cabo Steve Newland rodeó por detrás a los remanentes del Pelotón de Reserva del teniente primero Ignacio Benjamín Gorriti (ahora al mando del cabo Raul Andres Adalia y el teniente primero Jorge Alejandro Echeverría,? oficial de inteligencia del Regimiento 4) y su guardaespaldas, el dragoneante Jose Luis Gorosito, quienes estaban preparando una emboscada adelante de la ametralladora pesada operada por soldado conscripto José Daniel Sánchez, mientras que los cabos José María González, Carlos Raúl Nieva y nueve conscriptos más cubrían otro camino al puesto de mando del RI 4.Aunque estaban colocados más de veinte fusileros de los tres cabos argentinos para enfrentarse a cualquiera que se acercara, Newland se colocó dentro del alcance de la ametralladora de Sánchez para silenciarla. Lanzó granadas de mano a dos soldados argentinos pero recibió disparos en ambas piernas intentando llegar a la parte trasera de la posición de la ametralladora. Con la ametralladora argentina puesta fuera de servicio, los cabos Mick Eccles y Ward Sharky fueron capaces de barrer la posición con la ayuda del infante de marina Lingard. Por esta acción los tres cabos británicos fueron condecorados.

Relata el teniente primero Echeverría:

Los ingleses que intentaban avanzar estaban en el mismo cerro que yo, como en una saliente que quedaba enfrente de nosotros, que era como una mesetita más alta que el lugar donde estábamos. En el centro, había una gran roca en un pequeño vallecito. Los ingleses entonces se ponían ahí, porque les surtíamos por todos lados ... Era un fuego disperso totalmente, la intensidad del combate había disminuido excepto al frente, donde estaba el teniente primero Carlos Alberto Arroyo con su compañía, desde donde se escuchaba un volumen de fuego mucho mayor. Se ve que pudieron cambiar de posición, porque estaban combatiendo muy fuerte ... La cuestión es que seguí en el cerro, ya tenía los dos heridos y seguíamos resistiendo bien. En ese momento teníamos tres soldados a la retaguardia, tres FAL más conmigo que cambiábamos de posición en unos quince metros de frente por cinco, y el cabo con el visor y los heridos. Era un pequeño lugar que dominábamos bien ... La cuestión es que en ese lado ya no se combatía, pero en Dos Hermanas sí se veía el entrecruzamiento de disparos. Yo, como dije, no me imaginaba qué había pasado con mis tres soldados de la retaguardia y me preguntaba qué había ocurrido con esos changos mientras combatía hacia el frente. Después desgraciadamente, incluso a través de los ingleses, comprobé que estaban muertos.

Un número creciente de soldados argentinos empezaron a rendirse, principalmente los agotados conscriptos del Pelotón de Reserva del RI 12, Pelotón de Morteros y Pelotón de Exploración del RI 4, pero el comandante de la Compañía B del Regimiento 4 y varios oficiales, suboficiales y conscriptos continuaron luchando.?Los recientemente llegados refuerzos de la Guardia Presidencial también continuaron combatiendo.

La Compañía L británica del capitán David Wheen cruzó su línea de partida poco después de la Compañía K y casi de inmediato se encontraron bajo fuerte fuego de ametralladoras del Pelotón de Fusileros del subteniente Pablo Andrés Oliva (ahora coronel) que defendía la saliente sur. Estas armas no serían silenciadas hasta ser alcanzadas por varios misiles pesados antitanque MILAN y el fuego de seis piezas de artillería de 105 mm disparando desde el monte Challenger.?Les tomó a los infantes de marina de la compañía británica seis horas en avanzar 600 metros debido a la fuerte resistencia argentina que incluyó parte del Pelotón de la RGC a órdenes del sargento Jorge Alberto Rivero y el Pelotón de Fusileros del subteniente Eugenio César Bruny del RI 4, ?siendo disparados por al menos siete ametralladoras argentina en Harriet, fuego de morteros de Dos Hermanas y fuego de artillería, que hirió a catorce infantes de marina británicos, incluyendo el segundo al mando de la Compañía L y el comandante de un pelotón.

El subteniente Marcelo Llambías Právaz recuerda que:

Digamos que ese ataque no fue esperado. Los ingleses, muy hábilmente, entraron por los morteros pesados, ahí es donde el teniente 1º Echeverría reúne a la gente…, digamos que la principal fracción orgánica que combate es la compañía comando, o sea se agrupó al personal, prácticamente fue el personal de cuadros, más que soldados. El jefe del regimiento se ve obligado a abandonar el puesto de comando que es tomado por el enemigo. Y se va con la compañía B. Ahí combaten a las órdenes del teniente 1º Galoy y el jefe de la sección de comunicaciones, que era el subteniente Duarte, y la acción se prolonga hasta las 4 o 5 de la mañana. Hubo mucho personal de cuadro herido, por ejemplo el subteniente Bruny, que fue herido al frente de su sección. Allí se destacaron el teniente García y el teniente Pasolli.

El capitán Fox por su parte, relató:

Se comenzó a hacer insostenible la posición y el jefe del Regimiento decidió ir él personalmente hacia la Compañía B para organizar un contraataque allí arriba. El había mandado a pedir ya una sección pero la cuestión es que el que fue a pedirla no llegó o se demoró. Ante la previsión de que el puesto de comando cayese, nos ordenó que quemásemos las claves; estábamos allí un suboficial radioperador y yo, que había estado colaborando con la dirección del fuego. Una vez que el jefe del Regimiento se hubo ido, el general Jofre quiso hablarle y pidió al suboficial que lo comunicara con él; yo le dije que había constituido el puesto de comando en la compañía B. Entonces el general le dijo al suboficial: "¿Y usted que hace ahí? Vaya con su jefe que yo quiero hablar con él!" El suboficial le contestó: "Sí, mi general", y salió con la radio. Y me quedé solo dentro de la cueva prendiendo fuego a la documentación.

Antes del amanecer la Compañía L recibió órdenes de proceder a Cordón de la Cabra (Goat Ridge) defendida por el Pelotón de Fusileros del subteniente Oscar Augusto Silva del RI 4. La Tropa 5 del teniente Jerry Burnell avanzó y pronto los marines reales se encontraron bajo el fuego del 3.er Pelotón del subteniente Jiménez Corbalán más los hombres de Silva y los remanentes de la Guardia Presidencial o RGC quienes cubrían la retirada argentina. Jiménez Corbalán perdería a dos conscriptos muertos en el combate (Juan José Acuña y Carlos Epifanio Casco) pero los comandos británicos sufrieron un herido y se vieron obligados a retroceder y pedir que le enviasen más ametralladoras.?La Compañía L abrió fuego con 15 ametralladoras y los hombres del capitán Wheen avanzaron de nuevo. Tomaron a seis prisioneros, aunque la mayoría de los hombres de Jiménez Corbalán se habían retirado. La fracción de Silva repelería un asalto más de la infantería británica hasta que la artillería británica les forzó a retirarse.

Justo antes del amanecer del 12 de junio, se produjeron los últimos combates con el cabo Roberto Basilio Baruzzo y media docena de conscriptos, situados justo debajo la cumbre, quienes detuvieron a la Compañía L con disparos precisos, hiriendo a varios marines reales, hasta que el teniente primero Echeverría y el cabo González fueron gravemente heridos, y se le acabó la munición de su fusil M-16 con mira nocturna al cabo Baruzzo y fueron tomados prisioneros.?En algún momento de la madrugada, mientras el 3.er Pelotón del subteniente Jiménez Corbalán se dirigía a nuevas posiciones en el monte William, el oficial quedó cegado temporalmente al accionar una trampa explosiva cuando dirigía a sus hombres a través de un campo de minas. El cabo Nicolás Odorcic también fue afectado por la onda expansiva. En cuanto a su herida, Jiménez Corbalán contó que “soy herido en el amanecer del 12 de junio, cuando encabezando un cambio de posición, me dirijo al Monte Williams y entró en un campo minado. Entonces piso un artefacto explosivo y volé por los aires, perdiendo el conocimiento y proyectado dentro del campo minado, por la onda expansiva. Hay dos soldados (Teodoro Flores y Carlos Salvatierra).... que deciden entrar al campo minado y me rescatan. Se arriesgan y me rescatan, hay que entender el valor superlativo por ello”.

Consecuencias

El ataque británico fue un clásico ejemplo del buen uso de artillería, planificación y sorpresa, en su avance hacia la capital malvinense, pero los marines reales reconocen que no pudieron capturar monte William esa noche como habían planeado.?Los atacantes británicos tuvieron dos muertos y 30 heridos.?Otros seis combatientes británicos más fueron heridos por el fuego de morteros y artillería argentina dirigidos desde monte Harriet en los días previos. Monte Harriet y sus alrededores fueron duramente batidos por fuego de artillería argentina el 12 y 13 de junio y moriría un suboficial británico (cabo Chris Charles Thomas).?Dieciocho combatientes argentinos murieron defendiendo monte Harriet, incluidos los muertos en las acciones de patrullas y por el fuego de ablandamiento en la semana y media previa al asalto final. El subteniente Lautaro Jiménez Corbalán estaba al mando inicialmente de 45 hombres y cuenta «Tuvimos seis muertos en combate, un suboficial y cinco soldados y 14 heridos, entre los cuales estaba yo, pero todos hemos vuelto con alguna herida, en el cuerpo o en el alma».? Algunos periodistas británicos en el furor de la victoria describieron a los soldados argentinos como conscriptos inexpertos que se rindieron tras los primeros disparos, pero el suboficial principal de los marines reales John Cartledge, que sirvió en la compañía L durante la batalla, los corrigió diciendo que los argentinos fueron buenos soldados que habían luchado bien:

Ellos usaron las tácticas que les habían enseñado sobre el principio muy bien, estaban bastante preparados para un ataque. Ofrecieron una fuerte resistencia del principio hasta el fin. Además estaban mejor equipados que nosotros. Nosotros teníamos visores nocturnos de primera generación, que eran grandes piezas de equipo pesado, mientras que los argentinos tenían visores nocturnos de segunda generación americanos que eran compactos y mucho mejores que los que teníamos nosotros. La deficiencia que expusimos es que ellos tenían planeado un ataque por el un extremo occidental de la montaña y por lo tanto, no se había molestado en ampliar sus posiciones defensivas hasta el extremo oriental, donde finalmente atacamos.

Un general británico señaló que contrario a las tácticas de las tropas de elite israelíes, los infantes de marina reales en Harriet prefirieron tomarse su tiempo para evitar costosos asaltos frontales:

«Lo que se necesitaba era velocidad, pero sin ser un maldito estúpido. Los israelíes lo habría hecho mucho más rápido, pero con muchas más bajas.»

El Batallón de Comandos 42 capturó 300 prisioneros en monte Harriet, y por la valentía demostrada en el ataque, la unidad fue condecorada con una Orden del Servicio Distinguido, una Cruz de Guerra, cuatro Medallas Militares y ocho hombres recibieron Menciones en Despachos.

El hundimiento del Atlantic Conveyor, el ‘error más grande‘ de los británicos

Traía aviones, helicópteros, combustibles, repuestos, equipamiento para 4.500 hombres, etc. La batalla más larga.
A las 16.32 el 25 de mayo de 1982 fueron disparados los segundos dos misiles Exocet desde los aviones navales Super Étendard que dieron en el barco logístico Atlantic Conveyor, hecho que fue catalogado por voceros británicos como ‘el error más grande‘ en la Guerra de Malvinas, dado que murieron el capitán, Ian North, que se había salvado de otro ataque durante la II Guerra Mundial, otros 12 hombres y causó la pérdida de material valuado en 230 millones de libras esterlinas, según el cálculo del piloto Roberto Curilovic, uno de los dos que lanzaron los misiles.

‘Ellos consideran la pérdida unitaria más grave de las operaciones navales británicas’. ¿Por qué? Por todo lo que concentraron en un solo buque. Lo dicen los ingleses. Hubo una investigación a posteriori ordenada por el gobierno para deslindar responsabilidades. Dijeron ’¿cómo, si era tan importante, no lo proveyeron con los sistemas de defensa adecuados que existían en ese momento’’’, puntualizó Curilovic.

El segundo piloto, Julio Barraza, agregó: ‘Era una joya desde nuestro punto de vista, porque venía hasta las manos con material bélico‘. Perdieron 12 aeronaves, tres helicópteros Chinook, otros seis helicópteros y un Sea Lynx y dos aviones Harrier. Con el buque se hundió un lote completo de repuestos para aviones y helicópteros. Todo el equipamiento para una brigada de 4.500 hombres, las carpas, cocinas y material médico necesario para la brigada. Los Chinook iban a bajar en la cabecera de playa en San Carlos, por lo que la pérdida obligó a la infantería inglesa a caminar hasta Puerto Argentino.

Según Curilovic, una fuente militar alemana le confesó que en el Atlantic Conveyor también se hundieron dos aviones Harrier, que los ingleses nunca reconocieron. Había tanques inflables de combustible, seis camiones abastecedores, vehículos de combate, misiles estadounidenses Sidewinder y una pista de aterrizaje vertical que iba a ser montada en San Carlos.

‘Perdieron alrededor de 230 millones de libras esterlinas, según un recuento presupuestario que elaboré en base a datos públicos del material bélico. Esta cifra incluye el valor del buque y el material hundido‘, acotó Curilovic. Fue el daño de material más costoso para la Task Force, pero fue la operación de ataque más larga de toda la guerra, de acuerdo con lo que señaló Barraza, el segundo piloto de la escuadrilla naval.

‘Cuatro horas y diez minutos estuvimos en el aire -precisó Barraza-. Partimos a las 14 y regresamos a las 18.10, cuando ya era noche cerrada en Río Grande‘.

La operación comenzó en Río Grande, Tierra del Fuego, con rumbo al norte, en paralelo a la costa hasta llegar a Puerto Deseado. Allí desviaron hacia el este para tomar contacto con el Hércules KC-130 de reabastecimiento, donde cargaron combustible y viraron al sur para encontrar a la flota británica. Los radares de Fuerza Aérea radicados en Malvinas hicieron un ploteo de los movimiento de los aviones Harrier los días 21, 22 y 23 de mayo y dedujeron por la aparición y la desaparición en el radar que en la posición tal, a 100 millas al este de las islas, algo había. Un portaaviones o naves con planchas de aterrizaje.


Los dos Super Étendard se dirigieron a la zona y encontraron lo que había detectado el radar de Malvinas. Después de recargar combustible, los aviones navales viajaron hacia el sur en vuelo rasante, a veinte metros del mar para eludir la vigilancia de radar de las naves británicas. A unos 60 km subieron, abrieron el radar y ambos detectaron un gran perfil de buque. A la orden de ‘mate soft‘, dada por Curilovic, los dos dispararon los misiles. Cuando dispararon, la distancia con el blanco se había reducido a 30 km. Realizado el disparo, pegaron la vuelta en vuelo rasante que, por la curvatura de la tierra, los radares enemigos no pudieron enfocar.

Curilovic señaló que, no obstante la distancia y el cuidado de volar fuera del alcance de radar, los británicos lanzaron seis misiles Sea Dart desde el portaaviones Invincible, sin que ninguno impactara en los aviones argentinos.

‘Uno de los seis misiles bajó un helicóptero inglés, que navegaba al lado de la flota como protección antisubmarina, otro se estrelló en la lluvia de chaff (papeles metálicos para atraer los misiles) y los otros se perdieron‘, dijo. Diez minutos más tarde de la carga de combustible por los Super Étendard, una escuadrilla de A4B de la Fuerza Aérea atacó con éxito a la fragata Coventry, que estaba anclada en la entrada de la bahía San Carlos como buque piquete radar de la flota.


En contactos posteriores al conflicto, Curilovic y Barraza fueron consultados acerca de la coordinación entre el ataque al Atlantic Conveyor y la fragata Coventry. Un ataque había llegado por el norte y el otro por el este. Curilovic respondió que no había habido coordinación, ‘sino la mano de Dios, al estilo de la de Diego Maradona en el mundial del ’86, que hizo que coincidiéramos sin haber hablado del tema‘.

En Comodoro Rivadavia funcionaba el comando de Fuerza Aérea y el de la Fuerza Aeronaval de la Armada, no obstante, no había habido diálogo para emprender las operaciones que hundieron dos barcos con diferencia de minutos. Consultados si pensaron que le habían dado a un portaaviones, Barraza dijo que apuntaron al ‘eco más grande, no sabíamos si era el Hermes.

El Atlantic Conveyor era un eco más grande que el portaaviones de 212 metros de eslora y toda una pared de contenedores‘. ¿Y como se enteraron que era el Atlantic Conveyor? ‘A la noche, por la BBC‘, respondió Curilovic.

Fuente: Wiquipedia - Diario de Cuyo

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