César Etchart es médico pediatra, neonatólogo y especialista en Terapia Intensiva Pediátrica, y años anteriores fue presidente de la filial Río Paraná de la SAP. En base a su amplia experiencia sobre el tema, refirió: “Desde mediados del año pasado la provisión de vacunas desde la Nación ha llegado de forma muy irregular. Incluso las autoridades nacionales avisaron que no iban a proveer las dosis de Menveo que se aplica a los 11 años porque hay faltante, pero el problema no es solo con el envío de esta vacuna”.
“La palabra meningitis asusta mucho y esta vacuna nos protege contra las infecciones de meningococo, de la cual la más grave es la meningitis. Este germen es una bacteria que tiene la característica de ser muy agresivo, y mientras más chiquito sea el o la bebé que se enferma, más riesgo tiene de morir o quedar con secuelas graves”, explicó, y destacó que si bien es una forma de meningitis que es relativamente menos frecuente, a partir del esquema de vacunación implementado desde 2003 en adelante se incluyó en el Calendario Nacional su inmunización, protegiendo a los niños contra esta enfermedad, además de incorporar vacunas contra el neumococo, la haemophilus influenzae y otras bacterias.
“El hecho de que se discontinúe la vacuna o que haya faltantes tiene varios problemas epidemiológicos. Primero en lo individual, ya que el chico queda mal vacunado y por lo tanto mal protegido y susceptible. Pero además en lo colectivo: cuando se hace una vacunación masiva y en tiempo y forma en una comunidad funciona a nivel colectivo como un mecanismo de defensa contra esa bacteria, y eso es aplicable para todos los gérmenes, virus y bacterias. Pero si por ejemplo, de 5.000 chicos quedan 100 sin vacunar, aunque parezca un número poco importante, se quiebra la cadena de defensa desde lo colectivo, ya que son chicos que pueden enfermarse, pueden ser reservorios y hace esto que no se pueda erradicar la enfermedad”, advirtió.
En este marco, también indicó: “Una vacuna que debía colocarse a los 3, 5 y 15 meses, pero se pone más tarde porque no había dosis, disminuye las defensas. Y si ese chico está con un nene que no tiene la vacuna porque no se la pudo aplicar puede pescarse una infección. Es lo que está pasando en el mundo con el sarampión y un poco menos con la rubeola: al haber países del mundo que no vacunan porque consideraron al sarampión una enfermedad erradicada, queda una brecha, y con los movimientos migratorios el sarampión se ha reinstalado. Hasta abril hubo unos 40 muertos en América Latina, algunos en países vecinos como Chile y Brasil”.
El especialista también refirió a los efectos negativos que causa el accionar de los grupos que promueven la no inmunización, y concluyó: “Los pediatras estamos muy preocupados por la discontinuidad en la vacunación, cualquiera sea su causa, porque estamos viendo enfermedades que creíamos erradicadas”.
Fuente: Diario Uno Entre Ríos
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