Cuatro personas fueron condenadas a duras penas de prisión efectiva, y quedó claro, entre otras cosas, el aprovechamiento de la situación de vulnerabilidad económica, social y familiar en la que se encontraba la adolescente entrerriana. Con el fin de proteger su identidad no se reveló de qué localidad de esta provincia es oriunda la víctima menor de edad. Cuando la Gendarmería allanó los tres prostíbulos que funcionaban en la ciudad correntina rescataron a la chica que estaba residiendo allí.
"Estaba trabajando desde hacía aproximadamente dos semanas, residía y trabajaba en el prostíbulo Capricho. Llegó por intermedio de una tía (hermana del padrastro de la menor) que le habría dicho que Juan Carlos Ojeda necesitaba 'chicas para el prostíbulo'; hasta pocos días antes del allanamiento su tía se encontraba en su misma situación pero había retornado a la ciudad donde vivía para encontrarse con su hijo. La menor se habría criado junto a su tía, con su madre, hermanos y hermanastros. Un año antes del allanamiento la menor había trabajado en Entre Ríos como niñera de sus hijos alrededor de dos semanas. Viajó al lugar por sus propios medios y con dinero de su familia para encontrarse con su tía y arribar al local Capricho", se indicó en el fallo. Asimismo, en la causa se constató que otra de las víctimas había transitado por prostíbulos que funcionaban en Entre Ríos.
La mujer manifestó que residía en Mercedes hacía un año y que se inició en situación de prostitución hacía más de tres años, y que desde aquel momento había circulado por diferentes prostíbulos de las provincias de Entre Ríos (como El Desafío, en Federal, y El Paraíso, en la localidad de Chajarí) y Corrientes. Al momento de evaluar la situación de las víctimas en base a los informes de los profesionales de la Oficina de Rescate de Víctimas de Trata de la Nación, el Tribunal sostuvo que "frente a situaciones sumamente desfavorables y de reiteradas vulneraciones de sus derechos, es que las mujeres suelen visualizar la situación de prostitución como 'la única alternativa' para garantizar su subsistencia y la de sus familias.
En casi todos los casos, estas condiciones persisten o se empeoran, favoreciendo entonces su permanencia dentro del circuito prostituyente, el cual está sostenido por procesos que erosionan la identidad de las mujeres. A partir de este contexto debe analizarse el ofrecimiento de trabajar en el prostíbulo en el que posteriormente se halló, es decir, mientras se encontraba atravesando importantes dificultades económicas y conflictos familiares". En este sentido, los jueces recordaron la declaración de la adolescente entrerriana: "Dejé la escuela porque mis papás vivían peleando y no podíamos ir a la escuela porque mi padrastro no quería que entre a la casa a sacar las cosas; a veces se empeda y le saca en cara a mi mamá y a todos y yo defiendo a mi mamá. El doctor dice que lo pierde la bebida". Religión y prostitución En la investigación se pudo revelar el mecanismo de funcionamiento de los prostíbulos y la explotación de las víctimas.
Fuente: Uno Entre Ríos
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