| 08/11/2017
El relato de un veterano: “Pensé que nunca iba a regresar a Malvinas”
Gustavo Miño, veterano de guerra, dialogó con Austral Correntina sobre el viaje que realizó recientemente con un grupo de compañeros a las islas Malvinas.

“Nosotros íbamos con una gran expectativa. Esto lo veníamos programando hace un tiempo. Yo tenía ganas de irme, al principio pensé que nunca iba a regresar a Malvinas por un par de cuestiones, porque no sabía cómo estaba la situación allá y también por la parte económica.

Pero hablé con Antonio Peroni, que viajó dos veces, yo le comenté que me quería ir, me dijo: “vamos” de una.

Empezamos a organizar y así fue que invitamos a nuestros compañeros y amigos, uno podía, el otro no, la cuestión es que nos juntamos y el grupo fue bastante grande.

Otras personas vinieron de otro lugar, como Misiones y Santa Lucía.

Formamos un buen momento y nos apoyamos porque hubo momentos de quiebre".

¿Ud. pudo visitar el lugar donde combatió?

"En mi caso no pudimos pasar a la otra isla, Gran Malvinas. Éramos cuatro los que estuvimos allí pero sabíamos con anticipación que el ferri esa semana estaba en mantenimiento pero por ahí conseguíamos una avioneta.

Particularmente yo estuve en puerto Howard, pero como ya teníamos el pasaje viajamos igual.

De todas maneras no estamos arrepentidos porque no pudimos pasar, al contrario, recorrimos muchos lugares donde no estuvimos y acompañamos a nuestros compañeros. Fueron momentos muy fuertes para ellos y para nosotros".

-¿Cómo fue arribar a las islas?

"Partimos desde Monte Caseros, llegamos a Buenos Aires y después a Río Gallegos. En Río Gallegos hay un grupo de veteranos muy fuerte, ahí estuvimos un día.

Nos recibió gente de Monte Caseros, muy bien, con un desayuno en una escuela. Nos atendieron muy bien, y al otro día viajamos a Malvinas.

El viaje es corto, una hora más o menos. Cuando llegamos presentamos la documentación.

Llegar ahí fue muy raro, hacía mucho frío, nevaba… con mucha emoción nos acordamos del momento que vivimos hace más de 30 años.

Ahí empezamos a imaginar cómo habrá sido, porque ya no nos acordamos, pasó mucho tiempo, llegar en abril, mayo, junio… seguro hacía mucho más frío…ahora fuimos bien abrigados, bien alimentados y sentimos el golpe.
Te cuento que llegamos al hotel, cada uno en su habitación, cenamos esa noche. Ahí no se puede salir de noche, está todo quieto y cerrado, es un pueblo muy chico.

Nos quedamos en el alojamiento, después llegó el comisario de la isla, de ese sector, con un traductor, nos dio las directivas de la isla. Nos trató muy bien".

-¿Qué les dijo?

"Qué podíamos hacer y que no, debíamos seguir las normas, por ejemplo no se puede sacar la bandera, andar dando vueltas con la bandera provocando a los pobladores… no quieren ninguna provocación. No andar escribiendo por ahí. Eso nada más.

Había un traductor y una persona que estaba en el mismo hotel, estuvo permanentemente con nosotros como sobraba un lugar en nuestra excursión lo llevamos".

-¿Qué lugares recorrieron?

"El guía ya tenía los puntos para recorrer, los principales lugares de combates y otros de interés.

Al otro día, domingo temprano, teníamos excursión, en camionetas.

Fuimos a un faro fundado en 1854. Es un lugar de identificación que en éste momento no está en funcionamiento, era un punto de referencia para todo.

En aquel entonces tampoco estaba en funcionamiento pero los argentinos entraron y lo hicieron funcionar para el desembarco.

De ahí recorrimos otros lugares de combate. Fuimos a ver el Puerto Viejo que en éste momento solo está funcionando para las avionetas locales porque el aeropuerto ahora está en la base militar".

-¿Tuvieron algún contacto con los pobladores?

"Más que nada cuando hacíamos compras pero era muy poco. Los isleños no atendían en los supermercados, por ejemplo, eran chilenos, colombianos, mexicanos.

Solo nos cruzábamos en la calle, algunos nos saludaban y otros no, como acá.

Nosotros podíamos sacar fotos de las casas, de los monumentos, de donde queríamos, mientras no provoquemos…"

-¿Estuvieron en el cementerio?

"Si, uno de los lugares más fuertes para mi. Después del faro, fuimos a visitar monte Harriet, donde estuvo el regimiento 4.

Miguel Pizzio, un compañero, encontró su posición, fue un momento muy fuerte para nosotros porque él dudó mucho en ir. Dios quiera que esto le haga bien porque cerró un círculo.

Tono Peroni ya sabía cuál era su posición, dos muchachos más ubicaron la suya también, uno de Santa Lucía y Jorge Benitez."

-¿Está muy cambiado el lugar?

"No, por ejemplo Miguel Pizzio encontró su posición porque hay un cañón 105 ahí. Se ubicó por eso. Dijo éste era de un compañero. Es increíble estar ahí…son todos testigos que estuvieron ahí…"

-¿El lugar está preservado?

"Ya sacaron muchas cosas, lo que está ahí parece que va a quedar. Por ejemplo está ese cañón, otros morteros, hay algunos cañones de fusiles desarmados, solos los hierros.

Después hay restos de maquinitas de afeitar, Kolino, zapatillas Flecha… en los pozos pedazos de ponchos plásticos y mantas… encontramos un borceguí…"

-¿Cuál fue la reacción de sus compañeros?

"Yo lo vi en Miguel… es difícil de explicar. Lo vi emocionado y no sabía cómo expresarlo".

-¿Perdió a muchos compañeros?

"En el regimiento 4 murieron 22 personas. Imagináte lo que pasaron ahí.

Yo lo veía como caminaba y caminaba, expresando algo que sentía adentro, de aquí para allá, no se quedaba quieto, no decía nada.

Jorge Benitez tenía una cámara y le preguntaba que sentía. Él dijo que no podía hablar.

Tono Peroni, es otro que sintió mucho, fue a su posición, estaba con su hijo. Yo también lo acompañé, me metí en el pozo donde estuvo (ver imagen)

Recordó que cerca de ahí murió una persona y después el subteniente Juárez quedó herido, estaba por quedarse en el lugar y Tono le dijo: “vamos mi subteniente”… Él recuerda esas cosas, son muy fuertes…

Aparte, imagináte, nosotros fuimos en octubre y lloviznaba, había mucho viento. En esa época, con la balacera, heridos y ahí no hay nada...

Estábamos muy cerca, porque para pegarle un tiro a una persona teníamos que estar a 10 o 12 metros más no, porque no se veía a las personas, no te podías ver la mano…

Después fuimos otro día con cuatro isleños en una camioneta, un solo inglés hablaba español, igual teníamos traductor.

Fuimos a monte Longdon donde estaba el regimiento 7, allí hubo un combate muy duro. Él nos decía, acá murió un inglés. Acá murió el subteniente Baldini, uno de los oficiales más fuertes de los argentinos, que los volvió locos a los ingleses con una ametralladora, ahí estaba la posición, tuvo varios impactos de bala y murió con el arma en la mano, nos relataba el isleño.

Nos comentó que allí murieron 33 argentinos y 21 ingleses. Luego nos mostró una camiseta de un equipo inglés y nos contó que ahí murió un inglés de rodillas con el arma hincada en el suelo, tenía la culata en el pecho y estaba muerto, quedó así, un compañero lo tocó para decirle que se iban y el hombre cayó.

El mismo inglés nos dijo que Baldini era muy estricto con sus soldados pero también tenía mucho coraje y así murió".

-¿Cuál es el recuerdo más fuerte que se llevó de éste viaje?

"En el estrecho San Carlos, donde hubo un desembarco, estábamos bajando de las camionetas y el guía nos dijo que hagamos silencio porque estaba un contingente inglés, allí tienen el único cementerio.

La mayoría de los cuerpos de veteranos ingleses los llevaron a Inglaterrra, pero 16 quedaron ahí porque lo pidieron sus familiares.

Estaban haciendo una celebración y cuando estaban saliendo, nuestro guía le comenta a un señor que estaba allí que éramos veteranos de guerra argentinos, resulta que era un veterano inglés.

Éste hombre le pidió al traductor si podíamos sacarnos una foto con él. Quedamos todos asombrados, le dijimos que sí, después nos estrechó la mano a cada uno, se ve que le quedó de alguien la palabra amigo, y a todos nos decía amigo cuando nos daba la mano…

Es increíble porque hace años estábamos de un lado y del otro, quedamos muy impactados.

Yo le di un abrazo. De ahí fuimos al cementerio.

Tuvimos varios quiebres, a mi me impactó mucho porque las placas dicen: “soldado argentino solamente reconocido por Dios”, entonces vos decís ¿quién será que está acá?

Te imaginás un montón de cosas, pudo ser alguien que compartió momentos con nosotros, te ponés a pensar en la familia, ¿quiénes serán la madre, el padre, los hermanos que no saben que está acá?"

-El equipo antropológico está trabajando para identificarlos

"Si, en Río Gallegos nos comentaron que están haciendo un trabajo muy serio, buscaban elementos, como placas, cartas para poder identificarlos. Nos dijeron que fueron muy serios con el manejo de los cuerpos. La comisión de familiares está muy conforme.

Después del cementerio vinimos un poco quebrados".

-¿Ud. cree que ésta experiencia les sirvió?

"Si, sin duda, Te ponés a pensar en tus compañeros, en esos chicos que fallecieron que no está identificados, fue muy difícil, pero a mi, por ejemplo me hizo re bien. Yo creo que algún día voy a volver para ir a la isla donde combatí".

-¿Qué mensaje quiere dejarle a la gente?

"A la comunidad de Monte Caseros, agradecerle por todo el apoyo que nos dieron. El acompañamiento de nuestras familias, amigos, porque valío la pena. Nunca pensé que podría volver. Es la primera vez que lo hago. A la gente que estuvo allá y quiera volver, le digo que les va a hacer bien. Tampoco todos tenemos la misma reacción pero el viaje es sencillo y no es tan burocrático".

-¿Sufrieron alguna agresión?

"Tuvimos un solo episodio en Fitz Roy donde se hundieron dos barcos, que se ven en las películas, con fuego y heridos.

Fuimos y una señora de la zona, se ve que nos siguió. Nosotros solo estábamos escuchando al guía que nos explicaba los acontecimientos. Estábamos sacando fotos y se ve que no le gustó. Llegó un momento que se bajó del auto y nos encaró, más que nada al muchacho que era el guía.

Le dijo que nosotros estábamos tocando el monumento, que si ella venía a nuestro país y hacía eso no nos iba a gustar… El guía le pidió disculpas y nosotros también le dijimos que pida disculpas por nosotros. El guía nos dijo que entendió".

-¿Uds. qué estaban haciendo?

"Nada, solo se enojó la señora, por ahí son quisquillosos, así como el veterano nos abrazó, otros no reaccionan igual".

-Pero en ese caso era un veterano y la señora era una pobladora ¿puede ser que tenga otro interés?

"Puede ser, pero algunos pobladores están contentos porque gracias a la guerra, están mejor. Antes no tenían nada, ahora tienen asfalto, rutas mejoradas, antes no existían las islas.

Hay más conexiones porque son más de 70 islas que tienen habitantes, ahora tienen conexiones que antes no tenían y abastecimiento. El guía nos dijo que al otro día hizo una publicación en un medio de allá, pero nosotros no hicimos nada.

Me hubiera gustado que otros compañeros se animaran a contar el viaje pero no se animan y se los entiende. Reitero que quienes quieran viajar que nos contacten".

HISTORIA DEL SUBTENIENTE BALDINI

El Subteniente Juan Domingo Baldini, Heroe Nacional Argentino, nació el 13 de febrero de 1958. Ingresó al Colegio Militar de la Nación (CMN) en 1976 y egresó como Subteniente de Infantería en el año 1979. Participó en la campaña terrestre de la Guerra de Malvinas como Subteniente con el Regimiento de Infanteria Mecanizado 7, a cargo de la 1ra Sección de Tiradores de la Compañía B "Maipu". Mientras estaba en Longdon, Baldini se enfermo de pie de trinchera (según el ex-Soldado Conscripto Vicente José Bruno) pero el subteniente guardó para sí este hecho y permaneció en su puesto hasta el momento de su muerte.

El 4 de abril de 1983, recibió póstumamente la condecoración "La Nación Argentina al Valor en Combate".

Desempeño en Monte Longdon

En la noche del 11 y el 12 de junio de 1982, a 14 kilómetros de Puerto Argentino se libró la batalla más sangrienta de la guerra de Malvinas. La Batalla de Monte Longdon duró doce horas continuas, costó la vida a 33 argentinos y 21 británicos y dejó 167 heridos de ambos bandos.

A partir del desembarco británico en San Carlos, las primeras líneas defensivas argentina debieron soportar continuamente el fuego naval y aéreo, intensificándose notablemente a partir del día 1 de junio en que se suma la artillería de campaña británica con la caida del Monte Kent.

En la noche del 8 de junio, los defensores de Monte Longdon detectaron la aproximación de pelotones de fusileros británicos. Inmediatamente, se ordenó la apertura de fuego de ametralladoras y morteros y se solicitó apoyo de artillería sobre la zona de avance del enemigo, acción que produjo su repliegue hacia Monte Kent.

En la noche del 11 de junio, Baldini que escuchaba por Radio Colonia las palabras del Papa Juan Pablo II en su visita a Argentina, informa por teléfono que el enemigo ha logrado alcanzar las proximidades de sus posiciones y se empeña en combate a distancias cortas, aprestándose a ejecutar un contraataque sobre su flanco derecho.Lo siguen detrás los Cabos Pedro Orozco y Dario Ríos. No muy lejos, el cabo británico Brian Milne había pisado una mina antipersonal que le arrancó una pierna. La explosión, y el alarido posterior, pusieron de sobre aviso al comandante argentino en Monte Longdon, el Mayor Carlos Eduardo Carrizo Salvadores que inmediatamente se puso al habla con el Jefe del Regimiento de Infantería 7.

El joven subteniente combate decidido, junto a sus suboficales en la Batalla de Monte Longdon, conteniendo el ataque de los paracaidistas, cayendo con una pistola Browning en mano al tratar de desatascar una ametralladora. Los cabos Orozco y Ríos son muertos al lado del subteniente, uno a balazos y el otro bayoneteado en el estómago por un paracaidista de la Compañía B del Mayor Mike Argue.

El comandante de la 3era Sección de Tiradores de la Compañía Maipu , el Teniente Primero Enrique Eneas Neirotti, vio como algunos paracaidistas se acercaban. "Parecía una autopista de noche con autos con las luces bajas encendidas", recordó . Neirotti abandona su posición adelantada para poder mantener mejor control de sus hombres pero es gravemente herido en una pierna y evacuado. La artillería británica también hiere gravemente al jefe de la Sección de Morteros, el Sargento Primero Pedro Lopez. Y hasta dos observadores adelantados de de la Artillería Argentina, el Teniente Alberto Rolando Ramos y el Sargento Comando Jorge Alberto Ron, cayeron muertos en el ataque inicial.

No obstante, los decididos conscriptos de Baldini, Neirotti y Lopez forman un círculo alrededor del puesto de comando del Mayor Carrizo Salvadores, permitiendo la llegada de dos pelotones de fusileros como refuerzos. Los refuerzos argentinos chocan con más de cien paracaidistas del Teniente Mark Cox y el Cabo Stewart McLaughlin (después de la pérdida del Sargento Ian McKay y la evacuación del Teniente Ian Bickerdike, el primero muerto y el segundo herido) en avance, los que intentan aproximarse a la ametralladora Browning 12.7mm en el norte para silenciarla pero son rechazados por el fuego de ametralladora MAG del Soldado Conscripto Vicente José Bruno del pelotón de Baldini. Los refuerzos argentinos se enfrentaron con los paracaidistas británicos en combates cuerpo a cuerpo, logrando que éstos paracaidistas se replegaran.

A las 6.30 de la mañana del 12 de junio, la Compañía A del Mayor David Collett ataca desde el norte, con tres pelotones de fusileros, apoyado por el Pelotón MILAN (misiles antitanque pesados) y Pelotón GPMG (ametralladoras) en la cumbre. Para ese entonces, el Mayor Carrizo Salvadores ya no tenía refuerzos para intentar un nuevo contraataque. Frente a esa crítica situación, el mayor ordenó replegarse a los hombres que le quedaban en Monte Longdon hacia Wireless Ridge. Para ello, el Capitán Raúl Eugenio Daneri hizo disparar sus cañones Czekalski de 105 milímetros a fin de defender la retaguardia de los que se retiraron de Longdon. Atrás habían quedado muertos 31 argentinos y 50 capturados, y 120 argentinos fueron heridos y evacuados.

Oficial austero, de trato justo pero muy duro consigo mismo y sus hombres, es hoy un ejemplo para los jóvenes oficiales del Arma de Infantería. Recibió póstumamente la condecoración “La Nación Argentina al Valor en Combate" en 1983.


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